¿Cómo gestionar el estrés laboral?

Causas y factores del estrés laboral
Todas las prácticas generalmente recomendadas para un buen ambiente de trabajo, en su sentido inverso, pueden atentar contra el desempeño de los colaboradores.
Entre ellas podemos mencionar las tareas rutinarias sin sentido, una comunicación contradictoria e invasiva, la exigencia de responsabilidades desfasada de las competencias. Esto último sucede cuando no se cumple la adecuación entre puesto y trabajador, ya sea por exceso o defecto de sus capacidades. Sin embargo rara vez un sólo factor origina un cuadro de estrés, sino que por el contrario se combinan entre sí retroalimentandose.
Síntomas y consecuencias
El estrés tiene múltiples manifestaciones. En un contexto de trabajo se presentan algunas características específicas:
- Incapacidad para concentrarse y relajarse
- Dificultad para pensar lógicamente y tomar decisiones
- Disfrutar menos de su trabajo
- Sentirse menos comprometido con sus tareas
Dada la repercusión que puede tener este tipo de cuadros en la persona, indudablemente impactará tanto en sus propias responsabilidades, como en el funcionamiento general de la organización. En este sentido podrá observarse un aumento del ausentismo, aumento de la rotación del personal, deterioro del rendimiento y la productividad, así como de la imagen institucional, aumento de las prácticas riesgosas, aumento de quejas y reclamos de usuarios externos, entre otros problemas.
Para finalizar ¿cómo prevenirlo?
El ejemplo es el mayor factor de motivación. Los mensajes que la organización envía a través de las actitudes de los superiores son una variable que no podemos olvidar. Es importante considerar que las prácticas de un jefe pueden convertirse en estresores en sí mismos -cómo una conducta éticamente reprochable o un comportamiento inadecuado- mientras que las buenas prácticas pueden funcionar como amortiguadores ante causales de tensión. Apoyar a los trabajadores en sus necesidades puede marcar una gran diferencia.